Viajar solo pero en grupo: la mejor opción para aventureros
- Nakama
- 11 may
- 3 Min. de lectura
Los seres humanos somos seres sociables por naturaleza. Es verdad, que muchas veces necesitamos estar solos y tener nuestro espacio, intimidad, silencio… Cuando esa necesidad está resuelta, volvemos a rodearnos de gente.
En nuestro día a día conocer gente nueva puede ser una tarea complicada, ya que la rutina nos limita a abrir nuestro círculo social. Durante el año, nos inscribimos a actividades grupales para estar activos y de paso, conocer gente nueva. Pero llegan las vacaciones, queremos hacer algún viaje, no tenemos con quién y no queremos hacerlo solas. Y por eso, hemos creado los viajes en grupo de Nakama, para que puedas conocer gente nueva, al mismo tiempo que vives nuevas experiencias.
Y te preguntarás, ¿qué tiene de bueno viajar solo pero en grupo? Tiene muchos beneficios, y te los vamos a contar.
Viajar solo es una decisión valiente y que da vértigo. Es lanzarse a explorar no solo un nuevo destino, sino también una nueva versión de uno mismo.
El equilibrio perfecto
Viajar es una de las experiencias más emocionantes que conocemos, toda una aventura en sí misma y aunque hacerlo en solitario tiene su gracia, compartir el camino con otras personas puede multiplicar los momentos inolvidables. Viajar en grupo es conectar, aprender y divertirse.

En este tipo de aventuras compartidas te unes a desconocidos que, poco a poco, se convierten en compañeros de ruta, cómplices de aventuras y, muchas veces, amigos para toda la vida. Es el equilibrio perfecto entre la libertad de moverte por tu cuenta y la seguridad de saber que no estás solo. Es viajar solo… pero en grupo. Y esta combinación es brutal.
Por un lado, te da espacio y la oportunidad de ser tú mismo, con tus pensamientos, tus decisiones y tus ganas de descubrir. Nadie espera nada de ti, no hay roles establecidos. Pero al mismo tiempo, tus compañeros de aventura están viviendo lo mismo que tú; son personas que también salieron a buscar algo y que se cruzaron contigo en el camino.
Cualquier país que visitemos puede tener paisajes increíbles y rutas por descubrir, pero olvidamos que lo más transformador de cualquier viaje no es el lugar, sino las personas que nos acompañan en el camino.
El sostén de tu aventura
Además, viajando en grupo la sensación de seguridad aumenta, te olvidas de la tensión y tu cuerpo solo está preparado para disfrutar del momento y de lo que venga.

También es importante estar acompañado frente a los imprevistos; siempre resolvemos mejor el problema estando acompañados y analizando las posibles soluciones entre las diferentes partes. El grupo nos sostiene y a veces hasta nos impulsa.
En los viajes en grupo siempre hay alguien con algo que has olvidado en casa; el adaptador del enchufe, repelente para mosquitos… ¡o que te da la crema solar en la espalda! En esos momentos son como tus ángeles de la guarda, no sabes qué harías sin esos compañeros.
Las anécdotas, las risas y las sorpresas se disfrutan más en compañía. Imagínate que estás en una playa, mirando al horizonte, y a lo lejos ves saltar a una ballena. Miras a tu alrededor para compartir tu ilusión, y encuentras a tus compañeros de viaje con la misma cara que tú. Esa euforia y gritos compartidos no tienen precio.
Socializar, compartir historias, escuchar otras perspectivas… nos enriquece.
Abrirnos a los demás, a sus puntos de vista, a sus costumbres, sus a dudas, nos ayuda a crecer, a entender más y a recordar que, en el fondo, todos estamos buscando lo mismo: sentirnos vivos y acompañados.
Sin duda, viajar con desconocidos es un salto al vacío lleno de magia. Te da libertad y pertenencia. Individualidad y comunidad. Es vértigo y a su vez refugio.
Y al final, te das cuenta de que los mejores viajes no siempre son los que te llevan más lejos, sino los que te acercan más a los demás, al mundo, a ti mismo.
¿Preparado para una experiencia transformadora?
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